— ya sea por medio de la bancariza- ción, del pago de impuestos o de la participación en lineamientos y dis- posiciones gubernamentales que re- gulan las actividades comerciales — , afectan de manera desproporcionada a grupos vulnerables como las muje- res, las comunidades indígenas y las personas con discapacidad. Sin embargo, no es sencillo el reto, ni para el gobierno ni para las y los empre- sarios. Porque se trata de un problema que requiere, por un lado, de interven- ciones políticas integrales que vayan dirigidas a formalizar la economía, me- jorar la aplicación de los derechos labo- rales y, ampliar las redes de seguridad social para salvaguardar a los trabaja- dores más marginados. Pero también, por otro lado se precisa una marcada inversión y atención en las poblaciones jóvenes para proporcionarles las he- rramientas que les permitan acceder a oportunidades diversas y distintas con- forme vayan creciendo.
La educación, pues, resulta ser un ca- talizador que sin duda permitirá avan- zar en la inclusión laboral en México. Invertir en programas de educación y formación profesional de calidad lo- grará quelos individuos adquieran las habilidades, conocimientos y capaci- dades necesarias para tener éxito en el mercado laboral moderno. Además, si la educación está particu- larmente enfocada en la promoción de cuatro materias englobadas dentro de lo que en inglés se conoce como STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Mate- máticas), las oportunidades de los gru- pos marginados para participar en las industrias emergentes y la economía digital pueden ser mucho mayores. Será solo por medio de un esfuerzo con- certado, que incluya tanto al gobierno, como a las empresas y a las institucio- nes educativas que el país logrará cerrar las brechas onerosas y preocupantes en términos de igualdad de oportunidades laborales e inclusión.
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