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En México, la búsqueda de la inclusión laboral consti- tuye un desafío y una opor- tunidad, ya que se trata de una de las cuestiones fun- damentales en el panorama socioeconómico del país. Históricamente, en México, diversos grupos sociales han enfrentado barreras y com- plejidades que obstaculizan su plena participación en la fuerza laboral. Pero antes, ¿a qué nos referimos cuan- do hablamos de inclusión laboral? En esencia, la inclusión laboral engloba el principio de ofrecer oportunidades equitativas a todas las personas, in- dependientemente de sus orígenes o circunstancias, para acceder a la fuer- za de trabajo y prosperar en ella. La historia de limitaciones para el ac- ceso a un trabajo digno y una carre- ra profesional próspera es larguísima. Mujeres, personas integrantes de las diversidades sexogenéricas, personas con capacidades físicas diferentes, así como aquellas que integran las comuni- dades indígenas y pueblos originarios, pueden dar testimonio de las maneras en las que su integración o, en el caso de que logren integrarse, su ascenso y desarrollo laboral está limitado por una mala gestión de la inclusión dentro de los espacios de trabajo. Un reto importante para la inclusión la- boral en el país es la desigualdad de género. A pesar de los avances en la legislación sobre igualdad de género y los esfuerzos de promoción, persis- ten las disparidades en términos de brechas salariales, segregación ocupa- cional y representación limitada de las mujeres en puestos de liderazgo.

Una investigación del IMCO (Instituto Mexicano para la Competitividad), por ejemplo, encontró que solo 11% de las sillas de los consejos de administración estaban ocupadas por mujeres, al igual que 4% de las direcciones generales, 10% de las direcciones de finanzas y 21% de las jurídicas. Por su parte, el periódico El Economis- ta reportó en 2021 que​“en México, la discriminación y el acoso laboral son las razones por las cuales una de cada dos personas no tuvo apertura sobre su orientación sexual en su último em- pleo, de acuerdo con la última encues- ta sobre discriminación por motivos de orientación sexual y género”. Abordar la discriminación de género exi- ge esfuerzos concertados para desman- telar los prejuicios sistémicos, promover culturas inclusivas en el lugar de trabajo y empoderar a las mujeres a través de la educación, la capacitación y las oportu- nidades de emprendimiento. Otro de los desafíos se deriva de la prevalencia del empleo informal. Los mercados laborales informales, carac- terizados por condiciones de trabajo muy precarias, por la falta de protec- ción social y limitado acceso a las vías de formalización de sus actividades

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