definir si aprovecharán este espacio para explorar su lado humano o, por el contrario, para producir más en menos tiempo, cumpliendo así con la esencia del hombre moderno. Esta herramienta, tiene un crecimien- to global estimado del 37% anual hasta 2030, pero esto no quiere decir que sea una competencia entre "hombre versus máquina"; se trata de redefinir cómo po- demos ser mejores al trabajar junto a la IA. En este contexto, el énfasis está de- jando de lado las hard skills puramente técnicas para centrarse en aquellas ha- bilidades inherentemente humanas, las soft skills, que nos permiten navegar y aprovechar estas tecnologías con cre- atividad, ética y empatía. ¿Qué significa esto en el día a día del marketing y los negocios? Para em- pezar, exige una mentalidad de apren- dizaje continuo. Las herramientas y plataformas basadas en IA evolucio- nan a una velocidad vertiginosa, de- jando obsoletas algunas habilidades mientras que vuelven críticas otras. Actualizarse constantemente en el uso de nuevas tecnologías y en habilidades que la IA aún no puede dominar com- pletamente, como el pensamiento críti- co y la gestión emocional, no es una opción: es una necesidad. Además, en un entorno donde la hip- er-personalización es posible gracias a la IA, tener una comprensión bási- ca de cómo funciona esta tecnología y de qué manera puede aplicarse en nuestros campos de trabajo se vuelve esencial. Familiarizarnos con concep- tos como machine learning y autom- atización nos ayuda a utilizarla como una extensión de nuestra creatividad, no como una amenaza. Sin embar- go, este avance también trae consigo grandes preguntas éticas y sociales. La IA, por su propia naturaleza, enfrenta desafíos de privacidad y sesgo, lo cual significa que debemos participar acti- vamente en los debates que abordan su regulación y su impacto social. Para las nuevas generaciones, la flex- ibilidad y adaptabilidad son más im-
portantes que nunca. En un mundo de cambios constantes, la capacidad de redirigir nuestra carrera o adaptar nuestra forma de trabajar será funda- mental. La IA nos reta a ser como esa ola de Hokusai: poderosa, imparable y adaptativa. Para las empresas, esto implica crear modelos de negocio que apoyen la reinvención y el aprendiza- je constante, al tiempo que se alinean con los valores de transparencia, ética y privacidad que cada vez son más im- portantes para los consumidores. Entonces, el trabajo remoto también enfrenta un desafío único con la in- corporación de IA. Los colaboradores en roles predominantemente remotos podrían ser más susceptibles a la au- tomatización, dado que muchas tareas que se realizan de forma aislada y vir- tual son más fácilmente replicables por algoritmos y herramientas de IA. En cambio, aquellos roles que requieren presencia física constante o interacción directa con equipos y clientes suelen depender de habilidades más comple- jas de comunicación, empatía y toma de decisiones en tiempo real, cuali- dades que son difíciles de automatizar. Esto plantea una reflexión importante para las empresas y sus colaboradores sobre cómo el trabajo a distancia po- dría evolucionar en el futuro, y cómo el balance entre habilidades técnicas y humanas se vuelve, una vez más, esen- cial para asegurar la relevancia en un entorno cambiante. Si algo nos ha enseñado la IA es que el val- or de lo humano no se encuentra en nues- tras habilidades técnicas, sino en nuestra capacidad para adaptarnos, cuestionar e imaginar. Estamos escribiendo el futu- ro del trabajo en marketing y negocios, uno donde las máquinas pueden hacer mucho, pero solo los humanos pueden llevar adelante una visión que combine ética, creatividad y propósito. En el hori- zonte de este cambio, es responsabilidad de cada uno aprovechar las herramien- tas que hoy tenemos a nuestro alcance y sumarnos al flujo de esta nueva ola que, lejos de hundirnos, nos eleva a nuevas posibilidades.
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