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La menor participación de las mujeres en el mercado laboral formal, la precariedad de sus ingresos y las responsabilidades de cuidado no remuneradas son obs- táculos fundamentales. A esto se suma una menor educación financiera, menor propiedad de activos y la persistencia de normas sociales que limitan la autonomía económica de las mujeres. La falta de acceso a créditos, seguros y otros servicios financieros impacta directamente en la vida de las mujeres. Dificulta la creación de pequeñas em- presas, limita el acceso a vivienda pro- pia y restringe la capacidad de hacer frente a emergencias económicas. Esto perpetúa ciclos de pobreza y desigual- dad. Además, las mujeres con menos acceso a servicios financieros suelen pagar tasas de interés más altas por productos como microcréditos, lo que reduce aún más sus oportunidades de mejorar su situación económica, por ello es tan importante visibilizarlo y de esta forma crear espacios y opor- tunidades reales, al igual que es impor- tante resaltar los avances y esfuerzos para cerrar esta brecha. En México, instituciones como el Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY) han destacado la importancia de crear mayores oportunidades laborales for- males para las mujeres, aprovechar la tecnología y la banca móvil, y eliminar las normas discriminatorias. Programas gubernamentales y de organizaciones civiles han impulsado la educación fi- nanciera y el acceso a microcréditos para mujeres emprendedoras. La pandemia de COVID-19 ha puesto de manifiesto la urgencia de abordar esta brecha. Las mujeres se vieron más afectadas por la crisis económica, perdiendo empleos en mayor propor- ción y asumiendo una mayor carga de trabajo en el hogar. Esto acentuó las desigualdades preexistentes y subrayó la necesidad de políticas públicas más inclusivas.

La inclusión financiera de las mujeres es un imperativo para el desarrollo sostenible. Al otorgar a las mujeres acce- so a servicios financieros, se les brinda la oportunidad de iniciar o hacer crecer sus negocios, mejorar su calidad de vida y contribuir al crecimiento económico de sus comunidades. Además, se fortalece su autonomía y empoderamiento. Para lograr una verdadera inclusión fi- nanciera, es necesario un enfoque mul- tidimensional que aborde las causas estructurales de la desigualdad. Esto implica promover la igualdad de género en todos los ámbitos, eliminar los ses- gos de género, mayor participación de mujeres en el mercado laboral formal, más mujeres en puestos de liderazgo, desde AFE Liderazgo Consciente im- parto talleres de liderazgo y mentoring enfocado a mujeres líderes para impul- sar su carrera. Además de fortalecer las instituciones financieras y adaptar los productos y servicios financieros a las necesidades específicas de las mujeres. Es fundamental diseñar productos fi- nancieros que sean accesibles y rele- vantes para las mujeres, como seguros de vida y salud que cubran riesgos es- pecíficos a los que se enfrentan. La tecnología financiera ( fintech ) ofrece una oportunidad única para ampliar el acceso a servicios financieros para las mujeres en zonas rurales y urbanas. Apli- caciones móviles y plataformas digitales pueden facilitar la apertura de cuentas bancarias, el envío de remesas y el ac- ceso a microcréditos. Sin embargo, es crucial garantizar que estas tecnologías sean inclusivas y que no reproduzcan las desigualdades existentes. La educación financiera es otro pilar fun- damental para la inclusión financiera de las mujeres. Es necesario capacitar a las mujeres en temas como presupuesto, ahorro, inversión y gestión de riesgos. Esto les permitirá tomar decisiones finan- cieras informadas y aprovechar al máxi- mo los servicios financieros disponibles.

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